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Sentir dolor no debe ser normal ni algo que sobrellevar con estoicismo. Tampoco si se siente en las piernas y se presenta de una manera similar a las agujetas. En la mayoría de casos, responde a la realización de una actividad física de una intensidad mayor a la habitual, aunque existe una variedad de causas alternativas y que cabe analizar para aplicar el tratamiento indicado para cada caso.
Previamente, al análisis de la fuente del dolor por cuenta propia, es recomendable acudir a un profesional médico y someterse a las pruebas diagnósticas pertinentes. Si bien, hay un parámetro clave para diferenciar las causas de las molestias: si se producen antes o después de la realización de ejercicio.
Cuando se supera el umbral de actividad que los músculos están preparados para soportar, se puede padecer una sobrecarga. En este caso, además de dolor, se puede notar rigidez en el músculo afectado. Si es la primera vez que se manifiestan estos síntomas, un descanso total o activo de 4 o 5 días, que se puede complementar con masajes y cremas fisiológicas, es suficiente para recuperarse.
Como ya se ha mencionado, un entrenamiento de alta intensidad puede dañar las fibras musculares, lo que permite que el músculo crezca cuando se recuperan estas fibras. Este proceso provoca una sensación de agujetas, que no conlleva ningún riesgo para la salud física y se puede revertir con el simple descanso activo.
Por los mismos motivos que la sobrecarga y las agujetas, puede aparecer una contractura muscular. Se trata de una contracción involuntaria del músculo que genera dolor, inflamación y dificultad en la movilidad de la zona mientras permanece. En ocasiones, puede afectar la zona muscular de alrededor y, si se produce en una zona superficial, se puede expresar en forma de bulto.
Hasta ahora se han mencionado causas subyacentes al entrenamiento y la actividad física. Si bien, también existen causas químicas, como carencias nutricionales. Niveles insuficientes de calcio, magnesio, potasio o sodio afectan directamente a la recuperación muscular y provocan calambres musculares. Una dieta variada y saludable es el mejor aliado para evitar la falta de minerales.
Es uno de los peores supósitos: la lesión muscular. La sensación de pinchazo es un claro indicador de lesión, como una ruptura muscular, y la gravedad dependerá de la extensión de la fractura. Es especialmente recomendable acudir al fisioterapeuta y empezar el tratamiento correspondiente. A diferencia de una sobrecarga, una rotura superficial se puede notar en forma de surco.
La falta de ejercicio o problemas genéticos pueden provocar que la sangre sea devuelta al corazón desde las piernas con dificultades. Si no se ataja el problema a tiempo y se mejora la circulación en las piernas, se pueden sufrir patologías como varices o, en el peor de los casos, una trombosis venosa que puede derivar en una embolia pulmonar incluso mortal. En los estadios iniciales, la mala circulación sanguínea se expresa con una sensación de pesadez e hinchazón similar a las agujetas.
La mala circulación sanguínea solo es un ejemplo de las posibles causas de dolor en las piernas sin relación alguna con el entrenamiento físico. Estas causas son muy variadas y exigen la valoración de un especialista médico, ya que los síntomas pueden ser más graves.
Cuando la sensación de dolor similar a las agujetas persiste más de una semana, es necesario acudir al médico. Sobre todo, si impide o genera dificultades para realizar ejercicio o incluso caminar. El profesional de la salud determinará que pruebas diagnósticas cabe realizar y podrá determinar el tratamiento a seguir. Antes, para descartar unas simples agujetas, es recomendable aplicar frío en la zona. Si el dolor no se reduce considerablemente, no se trata de agujetas.