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Las agujetas, conocidas científicamente como dolor muscular de aparición tardía (DOMS, por sus siglas en inglés), son una molestia común que afecta a muchas personas después de realizar ejercicio físico. Aunque pueden aparecer en cualquier grupo muscular, las piernas suelen ser las más afectadas debido a la carga que soportan durante actividades como correr, saltar o realizar ejercicios de resistencia.
Este dolor puede variar desde una leve incomodidad hasta una sensación aguda que dificulta el movimiento, lo que puede desmotivar a muchas personas a continuar con su rutina de ejercicios. Sin embargo, entender por qué ocurren las agujetas y cómo tratarlas eficazmente puede marcar la diferencia en la recuperación y en la continuidad de una vida activa y saludable.
Las agujetas, o dolor muscular de aparición tardía, son un fenómeno que ocurre generalmente entre 24 y 72 horas después de realizar una actividad física intensa o nueva para el cuerpo. Este dolor muscular se asocia con el daño microscópico que sufren las fibras musculares durante el ejercicio, especialmente en actividades que involucran contracciones excéntricas, es decir, cuando el músculo se alarga mientras se contrae, como ocurre al bajar una pesa o al correr cuesta abajo.
El cuerpo reacciona a este daño muscular enviando células inflamatorias al área afectada, lo que provoca hinchazón y dolor. Aunque este proceso es una parte natural de la adaptación del cuerpo al ejercicio y, con el tiempo, contribuye a fortalecer los músculos, puede ser bastante incómodo y desmotivador, especialmente en las piernas, que son esenciales para la movilidad diaria.
Las piernas son particularmente susceptibles a las agujetas debido a la cantidad de músculos grandes que se activan durante la mayoría de las actividades físicas. Desde correr y andar en bicicleta hasta subir escaleras, las piernas están en constante uso y, cuando se someten a un esfuerzo inusual, es más probable que experimenten este tipo de dolor muscular.
Existen varios métodos efectivos para aliviar este malestar y acelerar la recuperación muscular:
El descanso es fundamental para permitir que los músculos se recuperen del daño sufrido durante el ejercicio. Sin embargo, esto no significa que debas permanecer inactivo. La recuperación activa, que implica realizar ejercicios ligeros como caminar o hacer estiramientos suaves, puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y acelerar la eliminación de los desechos metabólicos responsables del dolor.
El agua ayuda a eliminar toxinas y a mantener las células musculares funcionando correctamente. Además, una alimentación rica en proteínas y carbohidratos complejos puede proporcionar los nutrientes necesarios para la reparación muscular. Incorporar alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras, también puede ayudar a reducir la inflamación.
Los masajes ayudan a mejorar la circulación y a reducir la tensión muscular. Los estiramientos suaves también son beneficiosos, ya que aumentan la flexibilidad y pueden aliviar la rigidez muscular. Es importante no forzar demasiado los músculos durante el estiramiento para evitar agravar el dolor.
Las cremas antiinflamatorias y los geles con ingredientes como el mentol suelen tener un efecto refrescante o calentador que puede reducir la sensación de dolor y mejorar la comodidad. Sin embargo, es importante usarlos como complemento a otras estrategias de recuperación y no como la única solución.
Aplicar frío en las primeras 24 a 48 horas después del ejercicio puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor. Posteriormente, la aplicación de calor puede ser beneficiosa para relajar los músculos y mejorar el flujo sanguíneo, lo que favorece la recuperación. Alternar entre frío y calor también puede ser una estrategia efectiva para aliviar las agujetas.
Existen muchos mitos alrededor de las agujetas, algunos de los cuales pueden llevar a prácticas ineficaces o incluso perjudiciales. A continuación, desmentimos algunos de los más comunes:
¿El ácido láctico es el culpable?
Durante mucho tiempo se pensó que las agujetas eran causadas por la acumulación de ácido láctico en los músculos. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que el ácido láctico se elimina del cuerpo poco tiempo después del ejercicio, y no es el responsable de las agujetas. El dolor se debe más bien a las microlesiones en las fibras musculares.
¿Tomar agua con azúcar ayuda?
Un consejo popular es tomar agua con azúcar para aliviar las agujetas, pero no hay evidencia científica que respalde esta práctica. La clave está en la hidratación y una dieta balanceada, no en el consumo de azúcar en exceso.
¿Es mejor seguir haciendo ejercicio a pesar del dolor?
Aunque es importante mantenerse activo, forzar el cuerpo a realizar ejercicio intenso mientras se sufre de agujetas puede empeorar el daño muscular. Es mejor optar por una recuperación activa y ejercicios de baja intensidad hasta que el dolor disminuya.
La mejor manera de lidiar con las agujetas es prevenirlas. Aquí te presentamos algunas estrategias efectivas para minimizar su aparición:
Un buen calentamiento antes de hacer ejercicio prepara los músculos para el esfuerzo físico y reduce la probabilidad de sufrir agujetas. Incluye ejercicios dinámicos que movilicen los músculos que vas a trabajar, como sentadillas ligeras o movimientos de balanceo de las piernas.
Evitar un aumento brusco en la intensidad o duración del ejercicio es clave para prevenir las agujetas. Incrementa gradualmente el esfuerzo, permitiendo que tu cuerpo se adapte al nuevo nivel de exigencia.
Después de un entrenamiento, es importante realizar un enfriamiento adecuado. Esto puede incluir estiramientos estáticos o una caminata suave para ayudar a los músculos a regresar a su estado normal y reducir la rigidez.